21 septiembre 2015

El 29 de agosto, Médicos del Mundo CV participo en la I Jornada de debate en Igualdad de Género "Construyendo propuestas Juntas", organizado por el  área de género de Podemos. En representación de nuestra organización participo Beatriz Beseler, vocal de Prostitución y Cooperación Internacional. En la exposición, nuestra compañera abordo los siguientes aspectos:

La Explotación Sexual de las mujeres es un problema de salud pública y de desigualdad de género, basado en relaciones de dominación y explotación, tiene un carácter mercantilista de la sexualidad, cuyo objeto de intercambio es el cuerpo de las mujeres. Y este hecho las estigmatiza para casi todas su relaciones sociales y, en definitiva, una grave vulneración de los derechos humanos.

La prostitución no es una institución femenina, es controlada por hombres y mantenida mediante la violencia; si bien hay un pequeño grupo, de apenas un 5% de las PSP, donde la mujer ejerce un cierto control, la realidad demuestra que se trata de un grupo minoritario, de apenas un 5%, donde la mujer tiene libertad de consentimiento. El mercado mundial del sexo es casi completamente coactivo, mantenido a base de altos niveles de violencia y basado en la subordinación de las mujeres.

Médicos del Mundo CV considera que legitimar la prostitución, todas las formas de proxenetismo y a los demandantes, supone un fortalecimiento de la industria del sexo.

Legitimar la prostitución no incide en la protección de las personas prostituidas ni en su empoderamiento ni en la garantía de sus derechos, no frena la explotación y no disminuye la trata con fines de explotación sexual de mujeres y niñas, sino que contribuye a invisibilizar la violencia que sufren y a reforzar la desigualdad, dominación y discriminación de género.

La demanda de servicios sexuales es la raiz originaria de la prostitución; la mantiene y la hace posible y lucrativa, la trata de personas con fines de explotación sexual. Trata y prostitución, dos realidades indisociables.y no es posible abordar de forma integral esta realidad social si solo se pretende actuar sobre una de las manifestaciones de la misma.

La explotación sexual mundial supone una violación de los derechos humanos de las mujeres y niñas. Se viola el derecho a la  libertad, igualdad, dignidad, seguridad, prohibición de esclavitud y servidumbre, prohibición de torturas y de tratos crueles, inhumanos o degradantes, a circular libremente y elegir residencia, a salir de cualquier país y regresar al propio, libertad de opinión y de expresión, libre elección de trabajo con condiciones equitativas y satisfactorias, al descanso y disfrute del tiempo libre y, en definitiva, a un nivel de vida adecuado con el disfrute de sus derechos civiles y socioeconómicos.


EL DERECHO A LA SALUD

El derecho a la salud se convierte, para Médicos del Mundo, en la razón de su propia existencia y no en el sentido meramente asistencial sino como ha sido definido por la Organización Mundial de la Salud, el cual incluye, además de la asistencia sanitaria, el desarrollo humano y la dignidad de las personas.

Nuestra organización actúa en el ámbito de la salud con las situaciones de pobreza y exclusión social o crisis humanitarias.  Y atiende a toda persona en situación de sufrimiento físico o moral por violación de sus derechos humanos. Entre sus actividades se encuadra “contribuir a mejorar la salud y la inserción social de los colectivos de excluidos de nuestro entorno social y denunciar las situaciones de injusticia, las causas que las ocasionan; así como, las violaciones de derechos humanos de las que la Asociación sea testigo.”

Salud sexual es la integración de los elementos somáticos, emocionales, intelectuales y sociales del ser sexuado, por medios que sean positivamente enriquecedores y que potencien la personalidad, la comunicación y el amor. Presenta decisiva importancia, desde este punto de vista, el derecho a la información sexual y el derecho al placer.”

La salud sexual de las personas prostituidas se conculca de manera grave y sistemática, no siendo de importancia o de interés alguno para los usuarios de la prostitución, ni para los proxenetas ni, en general, para quien se beneficie de ella.

Los daños y perjuicios con los que la mujer prostituida se encuentra en continua exposición en relación a la garantía y protección del derecho a la salud son:

SALUD FÍSICA: 
  • Mayores tasa de mortalidad por causas que van desde los homicidios - 18 veces más probables que en otras mujeres-, accidentes, VIH/SIDA, muertes relacionadas con las drogas y el alcohol, cáncer, enfermedades cardiovasculares, hasta 40 veces más de riesgo de suicidio.
  • Mayores tasas de enfermedades infecciosas (TBC, VIH/Sida, hepatitis B, hepatitis C y otras ITS).
  • Mayor abuso de alcohol u otras drogas.
  • Embarazos no deseados y abortos.
SALUD PSÍQUICA: 
  • Stress postraumático
  • Ansiedad
  • Depresión 
  • Fobias a su cuerpo
SALUD SOCIAL:
  • Estigmatización
  • Falta de oportunidades
  • Marginalidad
  • Rechazo social
Finalmente resaltó que legalizar la prostitución para el reconocimiento de los DDHH de las personas en esta situación, no tiene sentido puesto que los derechos de toda persona ya están reconocidos y no se necesitan de una legislación específica e independiente para ello como si de otros tipo de personas se tratare.

Profesionalizar la prostitución no dignifica ni mejora la situación de la mujer en la prostitución, simplemente dignifica y profesionaliza la industria del sexo y a los hombres que pagan los cuerpos de las mujeres en la prostitución.

Los países de economías más sólidas son grandes consumidores de prostitución, mientras que la pobreza e inferioridad social que sufren las mujeres y niñas, principalmente en las naciones empobrecidas, facilita su captación para esta actividad. Las mujeres emigran por una necesidad imperiosa: hambre o violencia de género en cualquiera de sus manifestaciones (matrimonios forzados, malos tratos, mutilación genital, etc) y no eligen prostituirse sino eligen, en determinados casos, subsistir con las alternativas que le ofrece el país receptor de la inmigración. En los países
donde la mujer ha podido ir aumentando sus capacidades, sus posibilidades de elección y de tener acceso a los recursos económicos, éstas mayoritariamente han elegido no prostituirse.

Aceptar a la prostitución como "trabajo comercial del sexo" fomenta un ingreso económico  que podría ser incluido en los sistemas de cuentas nacionales (como algunos países y organizaciones lo están proponiendo), los gobiernos son aliviados de la responsabilidad de expandir oportunidades económicas a las mujeres,

Médicos del Mundo considera que el proceso hacia la abolición debe realizarse desarrollando alternativas reales y estrategias de salida, aplicación de políticas de prevención y haciendo responsables a todos los actores implicados.