24 abril 2012

Mentiras


Es mentira que con la restricción sanitaria a emigrantes sin “regularización fiscal” se vayan a ahorrar 500 millones de euros.

Sencillamente porque nadie lo puede saber. Se desconoce el nº de emigrantes que se verán afectados por tratarse de una población “oculta” y cambiante.

Además, aunque contáramos con un nº aproximado de afectados, aplicarles a ellos el costo sanitario medio que genera un español para hacer el cálculo sería falaz. En primer lugar porque ese coste medio incluye prestaciones como urgencias, maternidad y asistencia sanitaria a menores que se mantendrán para los emigrantes irregulares. En segundo lugar, porque todos los estudios científicos concuerdan al señalar que los emigrantes son menos consumidores de servicios sanitarios que los españoles, porque suelen ser jóvenes, sanos, con culturas sobre la accesibilidad a los servicios diferentes a la nuestra y con temor a las trabas burocráticas o a complicaciones legales. Precisamente estas dificultades contribuyen a demorar la solicitud de asistencia en caso de enfermedad lo que puede aumentar el recurso a urgencias, aspecto no controlado por esta nueva norma.

Es mentira que los emigrantes saturen las urgencias.

Los datos demuestran que el mayor porcentaje de las mismas corresponde a españoles y además, si los emigrantes tuvieran facilidades para resolver sus problemas de salud en Atención Primaria, no acudirían a urgencias en la misma medida.

Es mentira que viajen a nuestro país para beneficiarse de nuestro sistema sanitario.

La mayoría de los emigrantes lo son por razones económicas y se trata de personas jóvenes y sanas que lo que pretenden es ayudar económicamente a sus familias. Los que se benefician del “turismo sanitario” suelen ser ciudadanos europeos acogidos a sistemas de reciprocidad en la asistencia que gozan de menores coberturas en sus países de origen.
Es mentira que con mantener la atención de urgencias, al embarazo y a los menores el problema “humanitario” quede resuelto.

Se dejará fuera a enfermos crónicos, entre ellos a los que sigan siéndolo al rebasar los 18 años de edad; a quienes tras ingresar por urgencias se les de el alta hospitalaria con secuelas o precisando continuidad en los tratamientos….

Es mentira que estas medidas tengan como objeto el ahorro.

El ahorro está en la racionalización de las compras, en no sucumbir a la presión de las farmacéuticas, en no crear modelos públicos sanitarios de gestión privada que al final salen más caros… Esta medida restrictiva de prestaciones modifica de facto la seguridad que ofrece España como país de acogida y supone abocar a colectivos a situaciones de exclusión y vulnerabilidad y por lo tanto implica un giro absoluto en la política inmigratoria recogida en la Ley de Extranjería.
Lamentablemente no es mentira que nuestro país tiene comprometido para los próximos años un gasto en armamento que supera los 35 mil millones de euros.

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