
Estábamos en un error. Creíamos que desde la Ley General de Sanidad de 1986 la asistencia sanitaria pública era un derecho para españoles y extranjeros residentes en España. Es más, por si había dudas, la Ley General de Salud Pública de 2011 hablaba del “Principio de equidad” para promover la disminución de las desigualdades en salud y del “Derecho a la igualdad” en materia de salud pública.
Pero ya digo, era un error. Esa percepción de sociedad igualitaria en cuanto a derechos y deberes era fruto de una errónea interpretación de la ley, interpretación que era la causa de que pensáramos que la sanidad se pagaba con nuestros impuestos, no con nuestras cotizaciones a la Seguridad Social como antaño o que la situación laboral de una persona: trabajador en activo, parado, estudiante, etc., no condicionaba su derecho a cobertura sanitaria.