Atardecer en Kumala |
Llegamos como a las 3 de la madrugada al aeropuerto internacional de Freetown, todo oscuro y con el cansancio acumulado de horas de vuelo. Nada más aterrizar te das cuenta que algo ocurre, las aduanas no sólo te piden el pasaporte sino que te obligan a lavarte las manos para entregarlo. Tras este primer asalto dos enfermeras muy diligentes te toman la temperatura y preguntan por tu estado de salud, quizás el cansancio ha hecho elevar mi temperatura y es difícil decir que me encuentro débil y agotado, sabes que una información así te puede convertir en sospechoso de ebola. Tras mirar hacia todos los lados, siento gente ofreciéndose a llevar tú equipaje por unos billetes que no tenemos. Encontramos por fin un cartel que pone Médicos del Mundo algo que nos reconforta.
El camino aún no ha acabado, todavía nos queda otra peripecia más hasta llegar a la ciudad. Hay que cruzar en un ferry la bahía que separa el aeropuerto de la ciudad. Subir al ferry fue otra odisea, ya que a esas horas sólo sale uno y si lo pierdes te toca esperar hasta el primero de la mañana. Todo esto para poder llegar a un hotelito cerca del aeropuerto y descansar apenas dos horas, a las ocho de la mañana nos esperaban en la sede de Médicos del Mundo en Freetown.
Al llegar a la oficina, el viaje se convierte de nuevo en una montaña rusa. Convencido y preparado para ir a Moyamba, centro de tratamiento estrella de Médicos de Mundo, la primera noticia que me dan es que no voy a ir allí, que por necesidades del proyecto tengo que apoyar en Kumala. Mil preguntas y dudas pasan por la cabeza, de repente el cuerpo se estremece con una sensación extraña entre miedo e incertidumbre, qué es eso de Kumala. De repente interiorizas y decides que ante una situación de emergencia como la que está pasando este país, la capacidad de adaptación a las necesidades es un valor añadido, y al final decides que da igual, que has venido a colaborar y que el destino no es lo más importante.
Al preguntar sobre el proyecto de Kumala me llega un cúmulo de nueva información que tengo que racionalizar en mi cabeza, todo esto habiendo dormido tan solo dos horas y todavía impactado por las imágenes de la mañana que te ofrece una ciudad africana. Intentaba integrar un cambio que implica mucho más que un solo espacio físico. Nuestro destino era un “holding center” en un pueblecito en mitad de la selva al Norte de Sierra Leona llamado Kumala, en el distrito de Koinadugu. Era imprescindible nuestra participación, el equipo destinado al “holding center” debía renovar en tan sólo unos días y necesitaban relevo urgente para transmitirnos un montón de información que era difícil de asimilar incluso para los que hacían el relevo.
Campamento |
El “holding center” tiene como objetivo diagnosticar y derivar los casos de ébola que aparecen entre las comunidades repartidas por el chiefdom de Nieni (algo así como nuestras comarcas).Como centro de diagnóstico y detección, atendemos a las personas derivadas por el equipo de seguimiento en la comunidad “Contract tracers” que detectan posibles casos basándose en síntomas y contactos previos con enfermos de ébola.
Siempre se les hace una primera entrevista en la zona de triaje, es decir a través de la ventanita de la ambulancia y con algún traductor local, si consideramos que hay cuadro sintomático de riesgo los ingresamos. Una vez ingresados les realizamos las pruebas y esperamos los resultados. En caso que de positivo se traslada al paciente al centro de tratamiento de ébola en Bo, a 7 horas de recorrido dentro de una ambulancia por carreteras de tierra que tras la época de lluvias quedan devastadas, afortunadamente estamos en época seca porque si no las carreteras serían impracticables. Los casos que dan negativo se les deja unos días en observación, se repiten las pruebas y si no dan señales de ningún síntoma se les da el alta a casa para que comiencen sus 21 días de cuarentena. Del control de esta cuarentena se encarga otro equipo, dirigido por la OMS, el “survaillence team”. Toda esta información en tan solo dos días, con palabras que era la primera vez que oía. Recuerdo la cara de mis compañeras cuando nos contaban todas estas cosas, la mía no porque no teníamos espejo pero debería ser muy parecida: perplejidad, agobio, sorpresa......
Holding Center |
Holding Center |
Nosotros llegamos cargados de formación y preparación para luchar contra el ébola. Hemos sido adiestrados y concienciados para nuestra labor. Tenemos materiales especializados, totalmente asépticos para evitar cualquier tipo de contagio. Pero qué ocurre cuando empiezas a descubrir que el ébola y sus consecuencias no sólo necesitan de un traje y unos guantes hiperheméticos. Cuando te cuentan que los niños llevan sin escuela desde hace siete meses. Que muchas de las niñas ya no volverán porque se quedaron embarazadas. Que hay familias enteras que morirán de hambre porque el padre y el hermano han estado en cuarentena cuando había que recoger la cosecha que les permite sobrevivir el resto del año. Qué ocurre con familias totalmente destruidas porque el ébola se llevó a la madre, a los hermanos y abuelos. O cuando las propias familias rechazan a sus parientes por haber estado en el centro de tratamiento o en el holding center. O con el hecho de que en todo el distrito sólo hay dos médicos y 45 enfermeras para atender a 200.000 personas, que además los ciudadanos han dejado de ir por miedo a contagiarse. Todo cuestiones de difícil solución.
Ante esta y otras mil historias es cuando te planteas que podemos hacer más. Podemos ayudar más allá de hacer analíticas y tomar la temperatura. Abrir nuevos proyectos de desarrollo podría ser una de las soluciones, empoderar a las comunidades para mejorar su autogestión, pero de nuevo te chocas con un sistema social y político debilitado.
Desde nuestra humilde estancia aquí acompañando a todo un pueblo en su lucha contra un enemigo invisible y letal, nos planteamos aportar pequeñas cosas pero que pudieran permanecer en un futuro. Por eso planteamos dar formación a las enfermeras y trabajadores del Holding Center, incrementar sus conocimientos en apoyo psicológico a los pacientes y a las comunidades, además de comprometerlos con la comunidad para que sigan difundiendo mensajes de promoción de la salud con el fin de evitar un nuevo brote.
Entrenamiento 1º Auxilios Psicológicos |
Por Natxo Tarazona
Trabajador de Médicos del Mundo
Programa Ébola Médicos del Mundo Sierra Leona
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