16 julio 2011

Pon las tuyas a remojar


A nuestros vecinos italianos ya les están pelando las barbas.
Para alejar al fantasma de la insolvencia y apaciguar la avaricia de los mercados y los especuladores que los gestionan, el gobierno italiano ha puesto en marcha una serie de medidas de ahorro entre las que destaca la congelación de las pensiones (realmente sería más efectivo congelar a los pensionistas, pero todavía es pronto) y el copago sanitario.
Medidas elegidas porque ocasionan menos costo social, menos tribulación y dolor que subir los impuestos a las grandes fortunas, aplicar tasas a las transacciones financieras o suprimir los gastos militares, por poner algunos ejemplos impensables en una democracia occidental.

De las pensiones, qué decir! Excesivas como son, muchas veces sirven para que, además de que los jubilados vivan como reyes, sus hijos parados tengan una fuente de ingresos segura, que fomenta su ociosidad y crea una cultura de vagos incompatible con los tiempos que corren.
Los pensionistas tendrán que apretarse el cinturón.



Pero el copago sí que es un hallazgo. Su nombre es afortunado ya que hace pensar en que se reparte el pago entre dos, entre el usuario del sistema sanitario y el propio sistema que pone su parte. Los radicales quieren llamarlo re-pago, poniendo el acento en que los usuarios del sistema ya han pagado por él, puesto que se financia con sus impuestos, y volver a pagar sería una imposición directa sobre la mala salud, independientemente de la renta de que disfrute el paciente. Dicen que encima de estar enfermo, habrá que pagar por ir al médico o a urgencias, que los viejos y los enfermos, los mayores frecuentadores del sistema sanitario, suelen tener además rentas más bajas; que las clases pudientes no verán en el pago un problema por lo que su aplicación universal sin tener en cuenta la renta es insolidaria...Bla, bla, bla...

Y es un hallazgo porque so pretexto de la sostenibilidad del sistema sanitario se aplica un gravámen directo sobre las capas sociales que hacen uso del sistema público de salud. De este modo se aleja la reflexión de otras formas de racionalizar el gasto sanitario, como el control de los precios de los medicamentos, la compra de tecnología centralizada por el estado, etc.
Además, esta tasa se aplica sobre demandas de asistencia cautivas, es decir, que no tienen la posibilidad de elegir. Cuando se está enfermo hay que ir al médico, no es opcional hacerlo. Y entonces, a pagar! No es genial?

Estas medidas tan oportunas pronto se imitarán en nuestro país.
Es cierto que de congelar cosas, ellos que son los reyes del helado, sabrán más. Pero en cuestión de pagar por lo mismo dos veces o hacerlo a precios exorbitantes nadie nos gana.
El que avisa no es traidor.

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