07 febrero 2011

Emociones desde África

Os aseguro que no nos va el dulce, ni lo rosa, ni el rollo blandito del atardecer africano, música de fondo y eterno placer de haberme conocido, no. Lo que pasa es que a veces, lo que hay, es lo que hay y lo vivimos así, a lo bruto, en la piel. Nuestra súper reportera expatriada en los mares del sur, hoy nos relata una sensación. Nos cuenta su emoción y supongo que quedaría mejor con música de fondo, si, étnica. Ahí os va.

Esta noche no estoy muy inspirada para escribir. Me noto espesita. Estoy cansada, para ser más exactos os reconocería que estoy agotada. Física, sí, el calor pasa factura, el despertarme a las 5 de la mañana también influye, el comenzar a trabajar a las 7, pues también... pero, aunque os parezca una incongruencia, de lo que estoy agotada sobre todo es mentalmente por tanta emoción, por tantos momentos llenos de magia y encanto, por el cariño que recibo de esta gente....

Foto Lara Ripoll 2011.
No me voy a extender, no sea caso que caiga en la cursilería. Sólo expresar que así da gusto trabajar. Esto es placer al 99% de pureza. Llegas a una escuela, te entrevistas con el director, con la directora, le cuentas de qué va el proyecto, le ofreces desarrollarlo en su escuela y terminas con la piel de gallina y casi llorando –ya me conocéis, sensible que es una...- porque mi interlocutor me da una y mil veces las gracias, me toca, emocionado, anonadado, inmensamente feliz por ofrecerle a él, a su escuelita, a sus críos, a sus familias, a la comunidad la posibilidad de contribuir a hacer algo tan bonito como el “A través de mis ojos”.

Ayer me ocurrió en la Escola Primaria Paquitequete. Ya os he nombrado varias veces este barrio de Pemba. El asentamiento más antiguo de la ciudad, el de mayor presencia musulmana; de los más insalubres, paupérrimos y abandonados por el Gobierno Local también, alzadas las chavolas de adobe y paja en zona inundable que llega hasta el mar, que sea dicho de paso usan de retrete dado que apenas ninguna casa dispone de letrina.

Y hoy la misma magia en el pueblo de Mecúfi, a unas dos horas por pista de arcilla roja desde Pemba. Atravesando valles y baobabs en paralelo al Indico, hemos llegado hasta la Escola Primaria de Sassanale-Mecúfiy, de verdad, me siento incapaz, a estas horas ya no me salen las palabras para transmitiros el recibimiento, acogida y espectacular despedida de críos y más críos que no paraban de salir de nosedónde al grito algo así como: “No te vayas”, pero en Makua, según me ha soplado mi compañero Tamimo.

Como una imagen vale más que mil palabras, aquí van unas cuantas de la jornada en la aldea de Sassanale y el pueblito de Mecúfi, y el “No te vayas” que he podido captar"

Besiños Lariski.



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